miércoles, 3 de febrero de 2016

Yo amo

Cuando le preguntan qué es o que siente, cierra los ojos, inspira profundamente y deja que su mente la haga viajar por cada uno de los momentos que junto a él le han hecho ser plenamente feliz.

El olor a tierra húmeda, a naturaleza, a vida... Reír a carcajadas sólo con una mirada cómplice que transmite perfectamente lo que está pensando. Conectar en la distancia, en el silencio, cuando no hay que pedir calma porque sencillamente no hace falta pedirla. El aroma que queda tras ese abrazo que arregla todo, se lleva lo malo dejando sólo buenas sensaciones. El tacto de unas manos que transmiten paz... Una mirada que penetra hasta lo más hondo de un corazón que ahora más que nunca está abierto a sentir, a vivir, a vibrar; por un amor tan bello y especial que no puede explicarse con palabras. Es algo que simplemente has de sentir y apreciar. Has de empaparte de él cada día porque de ese modo los días tienen más color, la música suena en todas partes y todo tu cuerpo tiene ganas de dibujarla con el movimiento. 

Y si lo piensas detenidamente, ¿qué sería de la vida sin amor? Ese amor en todas sus vertientes que hace que primero te ames a ti mismo y que a su vez hace que sientas cosas preciosas por la gente que te rodea. Y cuando todo eso gira y dejas que te envuelva es sencillamente maravilloso. Si todo el mundo fuera capaz realmente de expresar amor hacia los que tiene al lado, sin vergüenza y sin temores por aquellos convencionalismos a los que la sociedad nos tiene sometidos sería mucho más feliz.

Esto lo dice alguien que ha dejado de vivir así para ser alguien honesta consigo misma, que disfruta demostrando lo que siente, que no lo esconde. Que se declara enamorada. Enamorada de esta vida y enamorada de ese amor y de esa historia tan especial que la envuelve. 

Abre tu corazón. Déjalo libre de sentir, de vibrar. Ama.

martes, 21 de abril de 2015

Hacerte feliz...

Que bonito es oírte reír de nuevo, como hacía mucho tiempo. Ver que recuperas esa luz inocente en tu mirada, sin miedos, sin tristezas, sin preocupaciones... Escuchar de tus labios esas palabras positivas, tus ánimos por fin empiezan a levantar el vuelo. Saber que confías en mí, que he pasado a ser parte importante de tu vida. Que todos los esfuerzos no están siendo en vano. Tener fe en que juntas lo vamos a conseguir, sin duda alguna.

Y es que no hay nada mejor para ser feliz que hacer feliz a los demás. Creo que ese es el verdadero sentido de la vida, y gracias a ti aprendo más de ello día a día. Porque gracias a ti valoro más las pequeñas cosas que tengo. A veces pasan desapercibidas por otras banales que pese a ello, acaparan mi atención. Gracias por abrirme las puertas de tu corazón y por hacerme sentir valorada. Gracias por ser, por estar, por quererme y por dejarme que te quiera.

Gracias.


martes, 14 de abril de 2015

La mirada. Su mirada.

Que curioso es esto que llaman vida. Vivir. Sentir. Aprender. Evolucionar.
Cada época de la vida reporta cosas diferentes. Son esas idas y venidas que sorprenden. Vive en un constante proceso de estabilización. De adaptación a las circunstancias que se desarrollan en cada etapa. Y justo en el preciso momento en el que piensa, cree, supone que todo esta en calma... ¡zas! Algo pasa. Todo se da la vuelta sin que apenas pueda reaccionar. Y vuelve otra vez a descubrir cosas nuevas. Bueno, realmente no son nuevas. Son esas cosas que pensaba que todavía iban a tardar más en llegar. Crecer lo llaman. Así es. Te llega y te llega, no se puede evitar por mucho que te empeñes. E inevitablemente cambia. Cambia hábitos, formas de pensar, de reaccionar ante los problemas. Y un día se encuentra dando consejos sobre la vida como si fuera el sabio más sabio de todos los tiempos diciendo aquello de "te lo digo por experiencia". Que gracia, por experiencia dice... Cuando realmente la que tiene la cabeza echa una maraña y la vida por resolver es sencillamente ella misma. Esa chica que aparenta paradójicamente no temer a nada ni a nadie. 

Si si, tú. No te escondas ni mires para otro lado que sabes que es cierto. 

¿Qué hacer cuando todo parece dar giros sin parar? ¿Y si fuera tan sencillo como mirar al punto fijo para no marearse? Centrar las fuerzas en un objetivo, mirarlo fijamente y luchar por él sin importar nada más. Y así va a ser, se siente con más fuerzas que nunca. Pero lo más importante son las energías que la rodean. Esas energías positivas que le transmiten las personas que están a su alrededor. Aquellas que comparten en su día a día sus alegrías pero también sus tristezas. Esas voces que le dicen una y otra vez que crea en ella. Que puede conseguir todo aquello que se proponga.

Es que como bien dijo el gran Eduardo Galeano: "Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos".


Y cuando llegan los momentos de nervios, duda o desconcierto siempre recuerda esa mirada que le aporta paz y calma con solo un pestañeo. Esa mirada que ha traído magia a su vida e ilusión por creer en cosas bonitas. Que le hace pensar que todo es posible si crees en ello. Esa mirada tan especial que la cautivó desde el primer día. Esa mirada color miel. La mirada. Su mirada.

martes, 10 de marzo de 2015

He vuelto

He vuelto, hoy oirán como repaso alegrías y fracasos que he tenido hasta el momento.

                                                                             El Barrio

Pues sí, he vuelto. Después de tanto tiempo he sentido la necesidad de volver a asomarme a mi pequeña ventanita y disfrutar por un instante del placer de escribir.

Ella comienza un nuevo año con bombo y platillo, pisando fuerte con sus alegrías y logros. Con caras que se van y nuevas caras que llegan. Caras dulces, amables, amigables. Caras que te calan hasta lo más hondo sin que te des cuenta. Caras que te hacen recuperar la ilusión. Caras que te aportan chispa, risas. Caras que necesitabas.

Pero a la protagonista de nuestra historia las alegrías nunca le vienen solas, al final siempre hay algo que ensombrece sus días soleados. En este caso le vuelve a acompañar la decepción. Esa decepción sobrevenida por la mentira. Una decepción que hace correr el telón de golpe y deja ver realmente el entramado de la obra. Sin adornos, sin escenografía, ni maquillaje, ni vestuario. La obra tal cual es, la verdadera.
La decepción es un sentimiento de insatisfacción tan y tan grande, que puede arrasar hasta con las más bellas emociones. -Quizás mi corazón no quiere admitir lo que mi mente ya sabía-, se repetía a sí misma. Sentada en la cama, con las piernas que cuelgan, pesadas. Ese corazón está cansado de recibir golpes. Una, y otra y otra vez. Golpes que recibe de parte de personas que justamente algún día prometieron no hacerlo. Y es que cuando alguien te decepciona, aunque le perdones, ya nada vuelve a ser igual...

Se acabó el cuento de hadas, las noches entre risas, las miradas cómplices. Desaparece la confianza depositada, ya no existe. Se esfumó. Tan pronto como vino se fue. Y lo peor de todo es la incertidumbre de no saber porqué. Por qué lo ha hecho. Por qué todo ha ocurrido así. Cuando ya el tren había emprendido su marcha, el último vagón descarrila y provoca que todo se vaya al traste. Tras el duro golpe, las ventanillas se rompen en mil pedazos dejando salir sin freno el contenido del vagón. Se van las risas, las miradas cómplices, las confidencias, todo lo compartido.

Ahora solo queda poner en marcha el plan que otras tantas veces le ha funcionado. Recomponer los pedacitos rotos, armarse de valor, enfrentarse a su mundo y vivir.


Con esta historia y animándoos a seguir superando cada día las pruebas que nos pone la vida, me despido. Hasta la próxima entrada que espero no tardar tanto en escribir.